miércoles, 21 de enero de 2015

¿Qué es un OVNI?

Los ufólogos y ovnílogos hablan de "OVNIs" con mucha alegría. Y me refiero a gente que se presenta como "ufólogo" desde hace décadas en los principales medios de comunicación, publica libros o revistas, da conferencias o en los últimos tiempos graba videos para YouTube. Quizás el componente fuertemente excursionista, "de campo" en sentido bastante literal, de los ufólogos españoles, junto con su afición a contar historias fenomenales, explica el desprecio hacia perspectivas de orden más teórico, especulativo, "de salón", que no me atrevo a llamar científicas.

Más allá de "platillos volantes"

Kenneth Arnold

Las siglas OVNI (objeto volador no identificado) son introducidas en España por el legendario "Centro de Estudios Interplanetarios" (CEI) con sede en Barcelona, es decir, en algún momento posterior a 1958. Las siglas son una traducción aproximada del término anglosajón UFO (unidentified flying object) empleado por las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos. Estas siglas designaban los casos de avistamientos supuestamente "no identificados" como fenómenos naturales o artefactos convencionales por parte de las primeras comisiones de investigación del gobierno y las fuerzas armadas estadounidenses. El término en sí parece que fue acuñado en concreto por el capitán Edward J. Ruppelt, que encabezó el proyecto Libro Azul.

Cabe decir que el porcentaje de "no identificados" en sentido propio (es decir, declarados como tales después de una investigación), sobre el total de casos investigados oficialmente bailaba entre el 2 y el 27% entre 1947 y 1963, según las estimaciones de Antonio Ribera (1977).

Estas modernas siglas pretendían sustituir denominaciones más folklóricas que habían surgido a raíz del considerado primer incidente OVNI de la época moderna, atestiguado por el piloto civil Kenneth Arnold el 24 de junio de 1947, tras divisar en los cielos del estado de Washington algo que él mismo describió como objetos semejantes a un "guijarro plano que se arroja a la superficie del agua", pero que fue traducido periodísticamente como "platillos volantes" (flying saucers). Como explica también Antonio Ribera esta denominación corrió suerte por todo el planeta: pires o discos voadores en Portugal y Brasil, soucoupes volantes en Francia, dischi volanti en Italia, letaiusche tarélki en Rusia, etc. Estas siglas dan lugar a la "ufología", u "ovnilogía" como siempre insiste en llamarla Salvador Freixedo, como presunta disciplina de estudio racional y científico de los OVNIs.

Debido a las connotaciones mecánicas (o materialistas) del término OVNI, se han propuesto otros términos que han cosechado menos éxito, como "fenómenos aéreos no identificados" o "fenómenos anómalos".

Hynek: Del testigo al investigador

Cualquier cosa que alguien ve en el cielo y no consigue identificar no es un OVNI en sentido propio. Al menos podemos sospechar que quien repite este tipo de definición no ha leído a Joseph Allen Hynek (1910-1986), el apóstol del evangelio OVNI y padre de la "ufología científica" después de una pretendida "caída de caballo" de la incredulidad. Supuestamente tras desencantarse por los resultados del proyecto gubernamental "Libro azul", en el que había participado durante años como asesor científico, Hynek publicó un libro fundacional para la ufología en 1972: The ufo experience. A scientific inquiry. Poco después de arremeter contra la "ciencia oficial",  aunque no vamos a tratar aquí de eso, Hynek definía un "OVNI" (cursiva es mía) como:

(...) el informe sobre la percepción de un objeto o luz vista en el cielo cuya apariencia, trayectoria, dinámica general y luminiscencia no apunta a una explicación lógica y convencional y que no haya engañado sólo a los perceptores originales, sino que continúe sin identificar después de un escrutinio estrecho de las evidencias disponibles por personas que son técnicamente capaces de realizar una identificación de sentido común, si esta es posible.

Es decir, no basta con el testimonio de los testigos, el caso ha de ser estudiado antes de declararse "no identificado" en sentido propio: "en términos de estudio científico, los únicos informes OVNI significativos son aquellos que siguen sin explicar tras una investigación competente". Hynek estima que, en el momento de publicar su libro, existen miles de casos que responden a este definición y unos 700 en los mismos archivos del proyecto Libro Azul.

La definición de Hynek es más restrictiva que la del informe del comité Condon, publicado en 1969 con el título Scientific study of unidentified flying objects. Así definían un OVNI:

(...) el estímulo para un informe realizado por uno o más individuos de algo visto en el cielo (o un objeto capaz de volar pero que ha tomado tierra), el cual no ha podido ser identificado por el observador según un origen natural, y que parece lo suficientemente misterioso como para trasladar el informe a la policía, representantes del gobierno, la prensa, o acaso a representantes de organizaciones privadas dedicadas al estudio de tales objetos.

Es decir, mientras que el informe del comité Condon reducía la definición al informe del testigo, la de Hynek trasladaba la responsabilidad a la investigación.